viernes, 8 de mayo de 2009

Heriberto Muraro: Invasión cultural, economía y comunicación

El término “invasión” o “penetración” cultural se desprende del concepto de industria cultural. Estos términos son aceptados por diversos investigadores debido al cacter represivo observado en la cultura de los medios en manos del poder transnacional.

Según Paulo Freire (autor de “Pedagogía del Oprimido” entre otros), la invasión cultural “es aquella que está al servicio de los fines de la conquista y continua la opresión; implica una visión estrecha de la realidad, una percepción estática de las cosas y la imposición al otro de una concepción del mundo. Implica, al mismo tiempo la imposición de valores”.

El concepto de invasión cultural remite rápidamente a la imposición de una cultura sobre otra. Los sujetos dejan de ser sujetos para formar parte de una colección de objetos permeables a la penetración de nuevas “formas” culturales. Esta invasión cultural no se realiza en consonancia con los modos y el quehacer de la cultura dominada sino que lo que se busca es dinamitar las bases para construir desde cero, inhibiendo y frenando la creatividad, idiosincrasia y formas culturales de los invadidos.

Dice Muraro que la televisión ha sido el medio que logró poblar más densamente el horizonte cultural latinoamericano con los símbolos de la cultura yanqui, provocando de esa manera una “visibilidad del dominador” (Nike es cultura dice el Indio Solari).


Desde hace ya mucho tiempo que Latinoamérica sufre constantemente la invasión cultural de las potencias que siguen imaginando esta parte del mundo como una especie de jungla carente absolutamente de todo. Ese “todo” comprende (lógicamente desde la mirada “civilizada” de los países del “primer mundo”) cualquier forma cultural.

Independientemente de esto, la cultura (y su consecuente invasión) resulta una excelente herramienta de dominación. El arma más poderosa en manos del opresor es la mente del oprimido, algo que Estados Unidos tiene muy claro.

Es así que, mediante la seguridad y el consumo desmedido, el país del norte consigue penetrar (no ya subliminalmente) donde se lo proponga.

Los medios de comunicación monopólicos solo muestran una imagen considerada de los dueños del poder del mundo porque los poderes dominantes han construido un mundo lleno de tiranía y agresión pisoteando los derechos de las naciones oprimidas. Si los medios de comunicación masiva del occidente reflejaran la cruda realidad seria un caos para los gobiernos dominantes occidentales y revelaría la verdadera naturaleza de sus políticas y actuaciones.

Por tal razón, hacen uso de los medios comunicativos en la vía del establecimiento y la extensión de su dominio mundial, obstaculizando la publicación de noticias e informaciones que evidencien su verdadera identidad.

El “circo mediático” va minando la capacidad crítica, la posibilidad de pensar y repensar, sustituyéndolo por noticias de color, o dividiendo el mundo en la lucha eterna entre los “malos” (Oriente y parte de Occidente) y los “buenos” (las grandes potencias por supuesto).

Se nos imponen, películas mediante, formas de vida totalmente incompatibles a la nuestra. Hay una cultura mediática impuesta por los factores de poder (del Norte capitalista, de blancos eurocéntricos, basada en el consumo como nuevo Dios, verticalista y machista) que se ha extendido por todo el mundo, estandarizando –o pretendiendo estandarizar– toda la población global.


Según Murano, mediante la invasión cultural la mujer latinoamericana logró una liberación, comienza a tener protagonismo en el ámbito político y en distintos ámbitos de la vida, se liberó del trabajo domestico y comenzó a salir a trabajar afuera.

Si bien las transnacionales operaron como “aliados ideológicos” de la mujer, lo real es que la verdadera “liberación” del sexo femenino se lograría solo cuando la mujer sea libre de disponer de su cuerpo, se equiparen sus salarios a los del hombre, sea tomada en cuenta en las grandes decisiones y no se la margine a “trabajos de casa”. Pero de estas “herramientas” no se ocupan precisamente las transnacionales ni se plantean como parte del proceso de invasión cultural

3 comentarios:

  1. A raiz de los autores que vamos viendo, sobre los items globalización y consumo, y tambien de la cita a Nike por parte de Estefanía, se me ocurrió recomendar un libro que, si bien se editó hace unos años, está mas vigente que nunca.
    Se trata de "No Logo", escrito por la sociologa norteamericana Naomí Klein y considerado como "El libro negro de las marcas".
    "No logo" describe, entre otras cosas, los tejes y manejes de las empresas multinacionales para instalar sus locaciones en regiones donde impunemente contratan mano de obra barata. En Asia, por ejemplo, se explotan menores para confeccionar ropa y zapatillas que nunca usarán, lo cual resulta una paradoja.
    Además, según el libro, la penetración de la marca Nike en el imaginario colectivo de los norteamericanos, especialmente en la población negra, en un detalle a tener en cuenta. El basquetbolista estrella Michael Jordan realizó un aviso promocinando indumentaria Nike que encandiló a sus admiradores, la mayoría gente de clase baja que era capaz de cualquier cosa, incluso robar y matar, con tal de tener las mismas zapatillas de su ídolo.
    El libro no es dificil de conseguir y posiblemente el precio no sea superior a lo que cuesta un libro hoy en día.
    Hernán Cortes

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  2. Es verdad lo que dice Hernán, el libro no tiene desperdicio (al igual que otro libro de la misma autora "La Doctrina del Shock"). No Logo tiene también un documental, para el que no pueda comprarse el libro, posteo los links para que lo descarguen

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  3. cuales serían las limitaciones de la invasion culrural

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