sábado, 18 de abril de 2009
La realidad como construcción
A ver, se me ocurre partir de un ejemplo. Estoy mirando el noticiero del mediodía, y anuncian un posible caso de dengue en Barrio Norte, cerca de mi domicilio. Me alarmo. La noticia, pasa por unos cuantos testimonios vacíos: la dueña del hotel de “indocumentados” (el dengue tiene esa procedencia espúrea y encima exógena, que con todo el desparpajo del mundo ahora intenta instalarse entre la crema capitalina) dice que ella solamente recibió unos folletos, y que le dijeron que el dengue “estaba en la manzana”. Luego el notero de nuevo, en el lugar de los hechos presenta otra nota tan inocua como la anterior, tan imposible como la vacuna contra el dengue: un peluquero de enfrente, que dice con sorna que le dejaron “un solo folleto”, para todos los clientes que tenía él en ese momento. Cero información, hasta ahora lo que tengo es: posible infección de dos personas (no capitalinas significa posibilidad 99% que no se autóctono). El cronista parado en la puerta del hotel “Ecuador”, menciona el jardín de infantes lindero al hotel y enumera la cantidad de medidas que allí se han tomado para prevenir la picadura de los posible Aedes (es Aedes aegypti, pero la epidemia o como se llame ya nos da cierta confianza) a los indefensos y regordetes infantes. Espirales en el patio, al cual no van a salir, repelente en cantidades descomunales, etc.
La nota dura cinco minutos. No obtengo nada más allá del titular inicial, y cuando está terminando el notero dice lo siguiente: “Nos acaban de confirmar que estos posibles casos han dado negativo...”. Qué bueno, es una sensación tranquilizadora, pero a la vez no logro evitar sentir cierta sospecha. Hay una casualidad bastante acentuada, ¿justo en el mismo momento en el que el tema está tratándose en vivo se hace pública la información de que los casos fueron negativos? Pero bueno, hasta allí, digamos que esto podría ser posible.
Cambio de canal y en el mismo momento están presentando a otro notero, que seguramente debe estar casi chocándose los codos con el anterior, por el lugar donde está ubicado, que comienza el mismo recorrido, pasando por los parecidos representantes del testimonio arremolinado y desinformante. No sigo mirando la nota, total ya sé como termina.
¿Qué podemos pensar sobre este ejemplo? A ustedes les parece que yo necesito haber leído profusamente bibliografía sobre medios de comunicación, teorías, investigaciones, corrientes y formas de abordarje, haber pasado por la universidad, o ser un concienzudo mirador de tele para entender que toda esa parafernalia que me llevó el corazón a la boca primero y luego me dio lástima, es de lo que se trata la construcción de la noticia periodística.
Sinceramente creo que lo único que se necesitaba era que el azar enlazara a través del control remoto, dos canales, para ver con mis propios ojos, como la realidad a secas, no existe. Para entender de manera muy sencilla, y abierta a cualquier persona, de cualquier nivel de formación y clase social, que la noticia mediante la cual los medios intentan dar cuenta de lo real, es algo construido como un rompecabezas, una puesta en escena, cercana a lo totalmente ficcional.
Y creo que la decisión de cambiar de canal es suficiente para entender esto porque a lo largo de los años como espectadores de los medios, ya hemos incorporado sus lógicas de representación, ya hemos entendido la calidad y cantidad de los intereses que los conducen y sus criterios estéticos. Hemos comprendido que son empresas, y que no son un cristal transparente, sino que cada uno nos entrega la información dándole forma como si ésta fuese arcilla.
Los saberes se propagan con el tiempo. Recuerdo cuando saber sobre computadoras era algo casi cercano a trabajar en la NASA. O cuando Internet era un milagro deslumbrante que no terminábamos de comprender. Creo que con los medios pasa lo mismo. Igualmente esto no quiere decir que mi primera impresión no haya sido asustarme y confiar en la palabra de.
Por otra parte, algo en lo que sí vamos a tratar de hacer hincapié, es en que si bien la educación es una forma institucionalizada del conocimiento, que nos permite integrar el mercado laboral y por lo tanto necesaria como el agua, no es la única forma de saber sobre y comprender al mundo. Por eso cuando decimos “la gente no se da cuenta de nada”, debemos pensar quiénes son los otros que componen ese colectivo “gente”, y cuánto de cierto tenemos en adjudicarles su total y absoluta ignorancia.
La nota dura cinco minutos. No obtengo nada más allá del titular inicial, y cuando está terminando el notero dice lo siguiente: “Nos acaban de confirmar que estos posibles casos han dado negativo...”. Qué bueno, es una sensación tranquilizadora, pero a la vez no logro evitar sentir cierta sospecha. Hay una casualidad bastante acentuada, ¿justo en el mismo momento en el que el tema está tratándose en vivo se hace pública la información de que los casos fueron negativos? Pero bueno, hasta allí, digamos que esto podría ser posible.
Cambio de canal y en el mismo momento están presentando a otro notero, que seguramente debe estar casi chocándose los codos con el anterior, por el lugar donde está ubicado, que comienza el mismo recorrido, pasando por los parecidos representantes del testimonio arremolinado y desinformante. No sigo mirando la nota, total ya sé como termina.
¿Qué podemos pensar sobre este ejemplo? A ustedes les parece que yo necesito haber leído profusamente bibliografía sobre medios de comunicación, teorías, investigaciones, corrientes y formas de abordarje, haber pasado por la universidad, o ser un concienzudo mirador de tele para entender que toda esa parafernalia que me llevó el corazón a la boca primero y luego me dio lástima, es de lo que se trata la construcción de la noticia periodística.
Sinceramente creo que lo único que se necesitaba era que el azar enlazara a través del control remoto, dos canales, para ver con mis propios ojos, como la realidad a secas, no existe. Para entender de manera muy sencilla, y abierta a cualquier persona, de cualquier nivel de formación y clase social, que la noticia mediante la cual los medios intentan dar cuenta de lo real, es algo construido como un rompecabezas, una puesta en escena, cercana a lo totalmente ficcional.
Y creo que la decisión de cambiar de canal es suficiente para entender esto porque a lo largo de los años como espectadores de los medios, ya hemos incorporado sus lógicas de representación, ya hemos entendido la calidad y cantidad de los intereses que los conducen y sus criterios estéticos. Hemos comprendido que son empresas, y que no son un cristal transparente, sino que cada uno nos entrega la información dándole forma como si ésta fuese arcilla.
Los saberes se propagan con el tiempo. Recuerdo cuando saber sobre computadoras era algo casi cercano a trabajar en la NASA. O cuando Internet era un milagro deslumbrante que no terminábamos de comprender. Creo que con los medios pasa lo mismo. Igualmente esto no quiere decir que mi primera impresión no haya sido asustarme y confiar en la palabra de.
Por otra parte, algo en lo que sí vamos a tratar de hacer hincapié, es en que si bien la educación es una forma institucionalizada del conocimiento, que nos permite integrar el mercado laboral y por lo tanto necesaria como el agua, no es la única forma de saber sobre y comprender al mundo. Por eso cuando decimos “la gente no se da cuenta de nada”, debemos pensar quiénes son los otros que componen ese colectivo “gente”, y cuánto de cierto tenemos en adjudicarles su total y absoluta ignorancia.
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Hola como va? esto no tiene que ver con el posteo, pero por ahí a alguno le interesa. Es una nota de la Nación, que habla acerca de la "competencia entre la TV e Internet"
ResponderEliminarhttp://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1120608&pid=6280285&toi=6266
Está buena la nota Sabrina. Hubiese sido bueno que la postearas acá para que quien quiera la comentara también. Sigo dando el primer paso: la poseto yo. Vamos, no sean tímidos, sólo se trata de opinar y participar sobre temas de interés para la profesión.
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